sábado, 13 de agosto de 2011

Una visión clásica de la profesión


Hace aproximadamente 14 años, cuando el uso de Internet era una novedad en Venezuela, AVINC, siempre tratando de mantenerse al día con lo último, inauguró su página web www.avinc.org.  En aquella oportunidad, le solicitamos a Ana Teresa Arcaya, uno de nuestros primeros miembros y sobre quien hay un artículo escrito por Claudia Sierich en este mismo Blog, que escribiera un artículo sobre la profesión.  Copiamos a continuación dicho artículo por considerar que a pesar de las nuevas tecnologías y las novedades que vemos todos los días en esta era 2.0, sigue teniendo absoluta vigencia.

La Profesión de Intérprete

Una descripción muy escueta sería “escuchar al orador y simultáneamente interpretar a otro idioma lo que él está diciendo, a fin de crear un puente de comprensión entre orador y oyente”.  Ahora bien, es evidente que para lograr ese puente, para que sea claro y confiable, intervienen varios elementos.

La interpretación, el pasar oralmente un idioma a otro, ha existido desde los albores del tiempo.  Los invasores, los ejércitos, los diplomáticos, los comerciantes, todos, tenían que confiar en intérpretes para comunicarse.  Pero el intérprete de conferencias, quien no trabaja cara a cara con su cliente, sino a través de medios electrónicos, ejerce una profesión que data apenas de fines de la Segunda Guerra Mundial.  En esta modalidad, el orador está a distancia y el intérprete no tiene oportunidad de observar expresiones ni lenguaje corporal.  Depende tan solo de lo que le llega a través de su propio audífono.  Por consiguiente, la nitidez de la voz que le llega a él, así como la nitidez del sonido de la interpretación que le llega al oyente, dependen del profesionalismo del técnico de sonido y de la calidad del equipo.

Todo lo demás es responsabilidad del intérprete, quien toma muy en serio su preparación y debe estar pendiente de cuáles son sus puntos fuertes para mantenerlos y cuáles los débiles para reforzarlos.

Por ejemplo, el trabajo técnico y científico requiere, como todos los temas, estudio previo del vocabulario específico y excelente memoria.  Un manejo claro del idioma es imprescindible, pero no presenta mayores problemas con giros de construcción elaborados.

En cambio, la interpretación de conceptos filosóficos, sutilezas políticas y diplomáticas, temas de jurisprudencia, teorías abstractas, etc., requieren además del vocabulario propio de cada especialidad, una comprensión a fondo del idioma del orador y un manejo más sofisticado, académico o literario del idioma hacia el cual traduce el intérprete.  Está en manos de cada intérprete conocer sus habilidades o limitaciones al aceptar un trabajo.

La interpretación simultánea se ejerce siempre en equipo.  En cada cabina hay dos intérpretes quienes se alternan cada media hora en el micrófono.  A nivel de conferencias internacionales suelen contratarse personas experimentadas y conocedoras del tema del evento, pero en las nacionales con frecuencia uno de los dos intérpretes puede ser novato y sentirse nervioso.  En ese caso le corresponde al veterano crear un ambiente de apoyo y de tranquilidad en la cabina, a fin de evitarse situaciones que afecten negativamente su desempeño.  Cuando hay una falla, el oyente no se queja de un intérprete específicamente, sino que se refiere a la cabina de inglés o español o francés, etc. y ambos intérpretes quedan mal.

En cuanto al comportamiento que le corresponde al intérprete fuera de la cabina, el trato social que pueda surgir con los delegados, organizaciones, colegas, personal de secretaría y técnicos de sonido debe, por supuesto, ser cordial y discreto, pero recordando siempre que cualquier comunicación referente al trabajo debe tratarse únicamente con el jefe de intérpretes.  Es decir, si un delegado solicita interpretación para una entrevista de prensa o para un comité, etc. debe referirse al jefe de intérpretes quien asigna a la persona más idónea.  Si hay problemas serios de sonido que el técnico de la sala no resuelve, es también el jefe de intérpretes quien debe actuar.

El jefe de intérpretes, sea de una conferencia nacional o de la organización internacional contratante, tiene un rol preponderante y exigente.  Le corresponde seleccionar los intérpretes de acuerdo con los idiomas requeridos por el evento, ocuparse de que los contratos se firmen, de asignar los intérpretes a las cabinas, de establecer un orden para la distribución de documentos y sobre todo de repartir la carga del trabajo equitativamente.  Su papel es clave para que toda la  interpretación funcione como un solo equipo.

En conferencias pequeñas de una o dos cabinas, el intérprete que contrató el trabajo es quien selecciona la o las personas mejor preparadas en el tema de la reunión y se entiende con las organizadoras.  Es decir, que cumple en pequeño la misma función del jefe de intérpretes de un evento grande.

En ambos casos, cada uno de los intérpretes puede, con su preparación y espíritu de solidaridad, contribuir a la imprescindible comunicación entre ponentes y oyentes y, por consiguiente, al éxito del evento.

Y, last but not least, respetando muy estrictamente la confidencialidad de lo que se haya oído en reuniones a puerta cerrada.  Sólo así podremos desempeñar a cabalidad el rol de intérpretes de conferencia.

Por Ana Teresa Arcaya
Miembro Honorario de Avinc

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